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Un repaso de la trayectoria de Coop57 Asturies en el marco de la economía social y solidaria de este territorio.
Dónde estamos
2020 será para siempre el año de la pandemia. El año en el que vivimos la mayor crisis social, sanitaria y económica conocidas hasta el momento. Pero esta situación no apareció de repente, estábamos ya en una crisis social y ambiental global. La crisis económica y financiera de 2008 se combatió desde las instituciones europeas y mundiales con recortes en sanidad, educación, pensiones, con reformas laborales y retrocesos generales en derechos…
La pandemia puso en evidencia la debilidad de la economía de mercado y de las políticas neoliberales para enfrentar los problemas que ellas mismas generaron a lo largo de las últimas décadas. Los recortes en Sanidad hicieron precarizar empleos, reducir plantillas, hacer que miles de jóvenes sanitarios dejaran nuestro país en busca de mejores condiciones laborales en otros países, disminuir las camas hospitalarias… Es decir, estar en peores condiciones para enfrentar una crisis sanitaria.
Cómo llegamos hasta aquí
Los recortes sociales han producido pobreza para la mayoría y, curiosamente el enriquecimiento de una minoría. Y los recortes en Educación nos llevaron a la situación que ahora nadie sabe cómo remediar: miles y miles de puestos de trabajo de Primaria y Secundaria destruidos, aumento del número de alumnado por aula y empeoramiento de las condiciones de la enseñanza pública.
Es decir, las recetas neoliberales para combatir las crisis que ya padecíamos, nos llevaron socialmente, pero también individualmente, a una situación en la que la pandemia aumentó su impacto negativo. Si hubiéramos aumentado la inversión desde 2008 en Sanidad y Educación públicas, servicios sociales, etc., estaríamos mucho mejor.
Esa economía que pone las necesidades del mercado por encima de las necesidades de la vida de las personas y del planeta, que se rige por el Producto Interior Bruto y busca el crecimiento permanente produce cosas como que en Europa no haya capacidad de producir algo tan sencillo como mascarillas y otros componentes de los equipos de protección ante la Covid-19.
Trasladar toda la producción a Asia es bueno para el mercado, pero no para la vida de las personas. De todas. Y un objetivo de las sociedades contemporáneas a estas alturas del siglo XXI es garantizar la vida, una vida digna para todas las personas. Lo que dice uno de los lemas que se repitieron al comienzo de la pandemia: “no dejar a nadie atrás”.
Buscar una salida
Parece claro que utilizando esas recetas de la economía neoliberal, no vamos a poder garantizar ni cuidar de la vida. Y perpetuando un modelo económico e industrial extractivista, que se basa en el crecimiento continuado del consumo a costa de la salud del planeta vamos a encontrarnos cada vez con más dificultades para afrontar crisis como la que la pandemia del COVID19 supone. Hay que intentar hacer otras cosas para que los resultados sean distintos. Hay otras formas de entender y organizar la economía, que la sitúan en una ayuda para la vida. Es lo que se conoce como Economía social y solidaria. Es decir, poner la economía al servicio de la vida y no al revés.
Una economía que no tiene por objetivo el crecimiento contínuo, imposible en un mundo finito, limitado; una economía que hace posible la vida con los recursos disponibles, sin agotar las posibilidades de generaciones futuras. Esa economía defiende no el lucro privado, sino los bienes comunitarios.
La respuesta desde la ESS
En ese planteamiento es en el que una serie de organizaciones sociales, cooperativas, asociaciones, fundaciones, organizaciones no gubernamentales (ONG) y ciudadanía a nivel individual venimos trabajando desde hace años para poner en marcha Coop57 en Asturies.
Esta cooperativa de servicios (de ahorro y crédito) surgió en Catalunya hace 25 años, fruto de la inquietud de trabajadoras y trabajadores de la editorial Bruguera, que pusieron en un fondo común parte de sus indemnizaciones cuando la editorial cerró. Desde ese momento comenzaron a financiar proyectos cooperativos, de educación, de producción, publicidad, dinamización social, asesoramiento legal, producción ecológica… Proyectos que están “promoviendo una economía social y solidaria orientada a satisfacer colectivamente las necesidades de las personas, aplicando criterios de equidad en la distribución de la riqueza generada, funcionando con prácticas democráticas y participativas y procurando la preservación de los ecosistemas naturales que están en la base de la reproducción de la vida. Una vida que, como se pone de relieve desde los feminismos, merezca la pena ser vivida” (Editorial del Boletín nº 36 de Coop57).
En Asturies nos ha llevado años ser suficientes colectivos para poder constituir los distintos apartados que una sección territorial requiere. Y eso tal vez se debe a la dificultad que tenemos en Asturies para autoorganizarnos y construir iniciativas comunes transformadoras. En otros territorios consiguieron poner en marcha sus secciones en menos tiempo. En estos momentos somos 19 entidades y más de 60 socias ahorradoras. Y contamos por lo tanto con un recurso económico de financiación de proyectos que impulsen la cooperación, los proyectos colectivos que generen riqueza en pueblos y barrios.
Por ello invitamos a todas las personas que en Asturies creen que es necesaria otra economía, y que las ciudadanas y ciudadanos somos responsables y capaces de construir otras relaciones entre el dinero y la vida, a que se unan como socias ahorradores, y desde los colectivos, cooperativas, asociaciones en las que participen, a difundir, reforzar y utilizar los recursos que entre muchas vamos poniendo al servicio de la economía social y solidaria de nuestra tierra. Creemos que en Asturies hay ideas, iniciativas y capacidad para desarrollar la vida digna de las personas. Ahora además contamos con un recurso de finanzas éticas y solidarias para ello. Depende de nosotras.