Coop57 actua en un triple eje que se entremezcla y se difumina entre sí:

  • Cooperativismo
  • Economía social y solidaria
  • Finanzas éticas

Esto conduce a la financiación de proyectos económicos que promuevan la ocupación, fomenten el cooperativismo, el asociacionismo y la solidaridad en general, y potencien la sostenibilidad sobre la base de principios éticos y solidarios. Son proyectos que entendemos que aportan un valor añadido para el conjunto de la sociedad.

Las finanzas éticas en general definen los criterios de actuación de una entidad financiera basándose en una serie de criterios negativos y una serie de criterios positivos.

  • Los criterios negativos son aquellos que excluyen del ámbito de actuación. Son ejemplos claros la industria armamentística, la violación de derechos humanos o el deterioro del medio ambiente.
  • Los criterios positivos son aquellos que incluyen los ámbitos de actuación, siendo el tipo de proyectos que se quieren fomentar. Esto nos lleva, mayoritariamente, a financiar proyectos que fomentan la creación de puestos de trabajo en un formato, especialmente cooperativo, iniciativas de inserción socio laboral de colectivos vulnerables a través de empresas de inserción, proyectos de atención y cura a las personas, proyectos de energías renovables y de custodia y preservación del territorio, proyectos culturales y educativos o proyectos de profundización de la participación ciudadana y la democracia económica que fomenten el asociacionismo de base.

la primera cooperativa

 

Los comienzos del cooperativismo

La historia del cooperativismo tal y como lo entendemos nace en Europa a mediados del siglo XIX. Concretamente en el condado de Lancashire, en la ciudad de Rochdale se fundó en 1844 la Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale siguiendo las ideas del socialismo utópico de Robert Owen. En el contexto de una vaga de tejedores en Lancashire y después de pedir mejoras laborales y de perder el empleo, el 24 de octubre de 1844, un grupo de obreros ingleses fundaron la cooperativa que primeramente fue de consumo, para poder garantizar su subsistencia. Después de muchos esfuerzos consiguieron, el 21 de diciembre de 1844, abrir el primer almacén de comida con 28 personas socias. El desarrollo de la cooperativa fue fulgurante y en 1901 ya tenía 12.500 socios y en 1961, 41.000.

 

Los principios cooperativos

Rápidamente el cooperativismo, que nace en Europa, se extiende a los Estados Unidos y a otros puntos del planeta siendo un movimiento  de abasto mundial a finales del siglo XIX. Las cooperativas, que en cada país se asociaron en federaciones, crearon en 1895 la Alianza Cooperativa Internacional (ACI).

En la reunión de la ACI de 1895, en Manchester, se aprobaron 7 principios que deberían regir las cooperativas federadas a la ACI:

1. Adhesión voluntaria y abierta

Las cooperativas son organizaciones voluntarias, abiertas a todas las personas capaces de utilizar sus servicios y dispuestas a aceptar las responsabilidades de ser socio, sin discriminación social, racial, política, de sexo o religiosa.
 
2. Control democrático de los miembros

Las cooperativas son organizaciones gestionadas democráticamente por los socios, los cuales participan activamente de sus políticas y en la toma de decisiones. Las personas elegidas para representar y gestionar las cooperativas son responsables ante los socios. En las cooperativas de primer grado, los socios tienen iguales derechos de voto (un socio, un voto), y en las de ulteriores grados la organización es también democrática.

3. Participación económica de los socios

Los socios contribuyen equitativamente al capital de sus cooperativas y lo gestionan de forma democrática. Parte de ese capital es normalmente propiedad común de la cooperativa, al tiempo que los socios asignan los excedentes a todos o alguno de los siguientes fines: el desarrollo de su cooperativa, mediante el establecimiento de reservas; el retorno cooperativo de los socios y el apoyo de otras actividades aprobadas por los socios.

4. Autonomía e Independencia

Las cooperativas son organizaciones autónomas de autoayuda, gestionadas por sus socios. La firma de acuerdos con otras organizaciones, incluidos los gobiernos, o la obtención de capital de fuentes externas, han de asegurar el control democrático por parte de los socios y mantener la autonomía cooperativa.

 5. Educación, Formación e Información

Las cooperativas proporcionan educación y formación a los socios, representantes elegidos, directivos y empleados para que puedan contribuir de forma eficaz al desarrollo de sus cooperativas. Además, informan al gran público de la naturaleza y beneficios de la cooperación.

6. Cooperación entre cooperativas

Las cooperativas deben servir a sus socios lo más eficazmente posible y fortalecer el movimiento cooperativo trabajando conjuntamente mediante estructuras locales, nacionales, regionales e internacionales.

7. Interés por la Comunidad

Las cooperativas trabajan para conseguir el desarrollo sostenible de sus comunidades mediante políticas aprobadas por sus socios.

 

El cooperativismo hoy

Hoy en día el cooperativismo a nivel mundial cuenta con casi 1.000 millones de socios y generan 100 millones de empleos, un 20 % más que las firmas multinacionales (2012).

En Bélgica existían unas 30.000 cooperativas en 2001, en India los miembros de cooperativas superan los 240 millones de personas, en Japón una de cada tres familias es cooperativista, en Canadá 4 de cada 10 personas son socias de, al menos, una cooperativa, mientras que en la provincia de Quebec la cifra se eleva al 70% (2010). En Singapur los cooperativistas son 1.400.000, lo que representa una tercera parte de su población, en Noruega las cooperativas producen el 99% de la leche y derivados, las cooperativas de consumo manejan el 25% del mercado, las pesqueras son responsables del 8.7% de las exportaciones nacionales y las forestales tienen una participación del 76% en el sector y uno de cada tres habitantes del país es miembro de una cooperativa.

El cooperativismo es un movimiento mundial, transversal y en crecimiento que genera mayor bienestar para el conjunto de al sociedad.

La economía social y solidaria es un conjunto de prácticas económicas que quieren recuperar la economía como herramienta para el desarrollo del conjunto de nuestras sociedades.

Es una economía que se basa en unos principios muy claros:

  • Pone las personas en el centro. La economía social y solidaria se enfoca de manera que el centro de gravedad sean las personas siendo el capital económico, simplemente, un recurso más, y no al revés.
  • La economía se organiza de manera democrática e igualitaria en vez de una manera vertical y jerárquica empoderando a las personas, a la participación y a los procesos colectivos e igualitarios y, por lo tanto, profundizando en un modelo de democracia económica.
  • Se producen bienes y servicios para la satisfacción de las necesidades humanas y no para la búsqueda del máximo beneficio.

El valor de la economía social y solidaria es ofrecer una alternativa al sistema económico predominante. Pero no se trata de una solución teórica sino que se trata de una alternativa práctica, que hoy ya funciona. En todo el mundo, millones de trabajadores, campesinos, profesionales, consumidores, inversores están gestionando recursos como su trabajo, comercializando, consumiendo, invirtiendo bajo lógicas democráticas, equitativas, solidarias y respetuosas con las personas y los territorios.

Se está construyendo economía, pero otro tipo de economía. Un modelo que se encuentra en todas las fases del ciclo económico: producción, comercialización, consumo y finanzas, conformando un embrión de lo que se llama Mercado Social.

  • Producción

La producción adopta básicamente fórmulas cooperativas y similares donde la propiedad de la empresa es de sus trabajadores, la cual es gestionada democráticamente, participativa y socialmente responsable. Este modelo genera una repartición de la riqueza más equitativa y devuelve parte del excedente a la sociedad. También forman parte entidades sin ánimo de lucro como asociaciones que desarrollan actividad económica.

  • Comercialización

En la comercialización, la economía social y solidaria se manifiesta como comercialización justa. Se buscan relaciones justas, transparentes, respetuosas y equilibradas entre productor y comercializador. Muchas veces esto se acota en las relaciones de comercio justo entre productores de países empobrecidos y países ricos. Se debe entender la comercialización justa en este ámbito pero, también, cuando la relación se da entre productores y comercializadores de un mismo país o entorno geográfico próximo.

  • Consumo

En el consumo, se define como consumo responsable. Este consumo es el que realizan personas, entidades, empresas y administraciones adoptando formas como el consumo cooperativo, consumo ecológico, de proximidad y consumo solidario.

  • Finanzas

En el ámbito financiero, la economía solidaria toma el modelo de las finanzas éticas. Entidades que priorizan el beneficio social por encima del económico en el desarrollo de su actividad. Usar herramientas financieras y de intermediación para recoger ahorro y convertirlo en “crédito social”, que permita ofrecer soluciones financieras a las entidades de la economía social y solidaria y del tercer sector en general.

 

El hecho de estar presentes en todo el ciclo económico permite que, cada vez más, se puedansatisfacer las diferentes necesidades dentro de la economía social y solidaria y de sus lógicas democráticas, equitativas y respetuosas con las personas, el entorno y el territorio.

Las entidades y agentes financieros convencionales basan el desarrollo de su actividad y sus objetivos en la persecución de un rendimiento económico tan alto e inmediato como sea posible. Lo que muchos adjetivan como la lógica del máximo beneficio.

Basar una actividad tan decisiva para moldear las sociedades como lo es la financiera, para perseguir, casi exclusivamente, el máximo lucro posible acarrea externalidades negativas graves como la vulneración de los derechos humanos o la destrucción del entorno ecológico, para citar sólo dos.                

Las finanzas éticas nacen desde los movimientos sociales, pacifistas y ecologistas, para dar respuesta a la inquietud de muchas personas, empresas y entidades que no querían ver como su dinero estaba vinculado al fomento de actividades contra las cuales luchaban. Las finanzas éticas, pues, nacen de la idea de: “con mi dinero no” para más adelante incorporar la idea “con mi dinero sí” y fomentar la aparición de entidades financieras que usaran las herramientas bancarias para un desarrollo positivo de la sociedad.

Las finanzas éticas basan su fuerza en su sencillez. Algo tan simple como incorporar la ética al conjunto de las decisiones diarias de ahorro e inversión.

Esta visión cambia completamente las motivaciones, objetivos y acentos de la intermediación financiera respecto a la banca tradicional. La intermediación financiera entendida como herramienta al servicio de las personas y nunca como una herramienta simplemente de negocio. Se trata de rescatar el valor social del dinero.

Se trata, en definitiva, de romper paradigmas:

  • El papel de las entidades financieras en nuestra sociedad: Una entidad financiera puede jugar un papel beneficioso para el desarrollo social y humano de una sociedad.
  • Los objetivos de las finanzas éticas: El objetivo de una entidad financiera no tiene que ser maximizar sus ganancias ni ser un fin en sí mismo, sino ser una herramienta al servicio de la sociedad.
  • La estructura de propiedad: Convertir las entidades financieras en entidades democráticas y participativas siguiendo la lógica de "1 persona, 1 voto".
  • La transparencia: Las finanzas éticas aplican transparencia absoluta en un sector marcado por la opacidad. Todas las personas saben hacia dónde y hacia a qué se dirige su dinero.