Coop57 siempre ha buscado innovar, ser creativo y buscar nuevas soluciones en las necesidades cambiantes de sus personas y entidades socias y, en general, de la economía social y solidaria. Desde estos principios, Coop57 ha trabajado los últimos meses para buscar soluciones en nuevas necesidades planteadas desde los movimientos sociales y la economía solidaria. En consecuencia, se aprobó, en la última asamblea general celebrada a Sevilla el pasado 1 de junio una nueva línea de actividad denominada “Suelo Comunitario”. 

Antecedentes: La Tartana de Can Bofill
 
Como siempre se ha hecho en Coop57, la teoría va de la mano con la práctica. Porque las cosas pasen, una buena fórmula es que la realidad te estire y te motive a pensar como crear nuevas soluciones para resolver nuevas necesidades. Todo ello empieza cuando un grupo de personas de la asociación la Tartana de Can Bofill -miembros del proyecto agroecológico y enmarcadas en la PACA, el Acuerdo para la Producción y el Consumo Agroecológico- visitan Coop57 con la esperanza de resolver una necesidad esencial y estructural: poder seguir disfrutando del uso de la finca y la tierra que llevaban trabajando desde hacía muchos años y, en consecuencia, seguir desarrollando un proyecto agroecológico al Parque Natural de la Sierra de Collserola, área periurbana de la ciudad de Barcelona y otros municipios del área metropolitana, con un gran valor medioambiental.
 
  • La problemática: el régimen de masoveria que ejercían desde hacía años corría peligro. La propiedad planteaba la venta de la finca. La asociación, sin embargo, no disponía de los recursos económicos ni el músculo financiero suficiente para poder afrontar la compra.
  • El peligro: la desaparición del proyecto, debilitar el movimiento agroecológico y abrir la puerta a la especulación inmobiliaria al coro de Collserola.
  • La solución: que Coop57 adquiriera la finca en propiedad y  cediera el uso a la asociación. De este modo se conseguía salvaguardar de las lógicas del mercado y de procesos especulativos unas 50 hectáreas del parque de Collserola y seguirlas destinando a un proyecto de producción agroecológica.
 
En este caso concreto, la adquisición de la finca de Can Bofill permitirá protegerla de la especulación, preservar su diversidad biológica y su patrimonio cultural y destinarla a un proyecto de economía social y solidaria de producción agroecológica y dinamizar comunitario del entorno natural y las instalaciones. 
 
Un segundo ejemplo en marcha: La Titaranya
 
A la vez, se está desarrollando otro proyecto en esta nueva línea de “Suelo Comunitario”, pero en un entorno absolutamente diferente, puesto que se ubica en un espacio urbano. Se trata del proyecto de La Titaranya (Asociación Cultural la Aleta) que consiste en la adquisición de varias fincas del casco histórico de Valls, uno de los más degradados socialmente y físicamente de Cataluña, para revitalizarlo y dinamizarlo mediante el desarrollo de cooperativas de viviendas en cesión de uso y la instalación de la sede social de un grupo de entidades asociativas y de economía social y solidaria representativas del municipio. Estas entidades desarrollarán numerosos proyectos de interés social y colectivo como un ateneo popular, una cooperativa de consumo, una cooperativa de vivienda y otras muchas actividades originadas desde los movimientos sociales de la ciudad. Se trata, en definitiva, de crear redes de custodia comunitarias de los barrios para protegerlos de procesos especulativos y, en este caso, revitalizarlo y dotarlo de vida asociativa y comunitaria.
 
La propuesta de “Suelo Comunitario”
 
El objetivo de esta nueva línea de actividad de Coop57 es desmercantilitzar y socializar patrimonio con un alto contenido social y/o medioambiental mediante la adquisición en propiedad y administración de suelo en beneficio de la comunidad y de entidades de economía social y solidaria porque se  desarrollen proyectos transformadores. El objetivo de esta nueva línea es desarrollar experiencias piloto que nos permitan demostrar en la práctica que es posible “sacar suelo del mercado”, protegerlo y destinarlo a usos sociales y comunitarios con criterios de sostenibilidad. A la vez se considera necesaria la existencia de entidades de economía social y solidaria gestionando y desarrollando el proyecto con una amplia base comunitaria y la existencia de un tejido de entidades y de movimientos sociales que avalen socialmente el proyecto y  puedan tomar parte.
 
La resolución
 
Con todo esto, se generó un debate muy interesante con la base social de Coop57 dónde, lógicamente, aparecieron miedos y contradicciones pero que, de manera muy mayoritaria, se decidió aprobar la propuesta de Suelo Comunitario, puesto que iniciaba nueva línea de actividad que se inspiraba en el movimiento de las “Community Land Trust” y abriendo la puerta a recuperar una cierta esencia de los bienes comunales. Proyectos altamente socializados, con una esencia y participación comunitaria. Y esta esencia de apropiación comunitaria empieza desde el momento en que es Coop57 quién adquiere patrimonio en propiedad, puesto que automáticamente se convierte en propiedad de la base social social de Coop57. O el que es el mismo: casi 1.000 entidades de la economía social y solidaria y más de 4.000 personas.
 
En las diferentes asambleas de sección celebradas el pasado mayo y en la asamblea general celebrada el pasado 1 de junio se aprobó esta nueva línea de trabajo que ya nace con dos criaturas: La Tartana de Can Bofill y La Titaranya de Valls. Esperamos que puedan ser ejemplos e inspirar otros movimientos sociales y comunitarios semblantes en el futuro.