Conjuntamente con el movimiento agroecológico, dentro de Coop57 se han ido dibujando las soluciones más adecuadas a necesidades concretas. Y esto ha llevado a trabajar en diferentes ámbitos. A medida que se adquirían conocimientos, se detectaron unas características diferenciales y compartidas en las entidades del sector primario, a las cuales se han ido adaptando los criterios sociales y económicos de evaluación que aplica Coop57. Si desde la cooperativa se quiere apoyar al movimiento agroecológico, había que escuchar sus necesidades para adaptar las respuestas.

Así, desde el punto de vista social, se han hecho dos acciones relevantes para dar respuesta. En primer lugar, y a raíz de una serie de solicitudes desde proyectos agroganaderos, se aceptó que Coop57 financiara proyectos en régimen de autónomos -hasta entonces rechazados. Las características a cumplir incluyen que se desarrolle la actividad en el marco de la economía social y solidaria; que no puedan llevar a cabo su actividad bajo otras formas jurídicas amparadas por la ESS; que acrediten la dimensión colectiva y el vínculo territorial del proyecto; así como aportar avales sociales de otras entidades que sean socias de Coop57.

En segundo lugar, la Comisión Social de Coop57 ha desarrollado preguntas específicas en el cuestionario social para evaluar con mayor precisión y profundidad la entrada de nuevas socias de servicios, enfocado a proyectos del mundo rural y de actividades agrarias y ganaderas. Desde el punto de vista financiero, también se han adaptado criterios para facilitar la viabilidad de los proyectos y su capacidad de inversión para crear y consolidar iniciativas del sector agroecológico.

El primer concepto de base asumido por Coop57 es que algunos de estos proyectos implican la asunción de un mayor riesgo por su naturaleza y porque la capacidad de aportar garantías mancomunadas es menor. Un mayor riesgo se tiene que intentar compensar con otras medidas, que se han añadido a la práctica financiera de la cooperativa.

A partir de la experiencia y el diálogo constante, se ha aprendido que los préstamos también tienen que respetar los ritmos de la tierra y que su rendimiento tiene un ritmo diferente del de otras inversiones. Así, se han establecido carencias largas o excepcionales, y se han acordado periodos de retorno de los préstamos más largos de lo habitual. También se tienen en cuenta las variaciones que pueden provocar la afectación del clima y las condiciones excepcionales del entorno en los préstamos. Todo ello orientado a aumentar las probabilidades de éxito y consolidación de los proyectos financiados.

Mirar por el retrovisor para seguir avanzando

La relación con proyectos del sector primario viene de lejos y ya desde el principio, en Coop57 se vincularon proyectos agroecológicos y de fomento del comercio justo como la Red de Consumo Solidario, Alternativa3 o Espanica.
 
También desde el inicio, Coop57 ha apoyado la lucha de los jornaleros, especialmente en Andalucía, para trabajar la tierra en condiciones dignas. Son ejemplos emblemáticos el Sindicat d’Obrers del Camp, Marinaleda y, más recientemente, la Zarza.
 
Muestran cómo las iniciativas de base y arraigadas en el territorio transforman el entorno y las condiciones de vida de muchas personas. Coop57 sigue mejorando los servicios financieros, éticos y solidarios orientados al mundo rural.
 
Y esto permite contemplar nuevas realidades. Más allá de todos los retos de futuro detectados en el proyecto llevado a cabo por la Fundación Coop57, recientemente se ha concluido un debate en Catalunya sobre cómo valorar socialmente a las cooperativas agrarias. Sobre todo, para encontrar confluencias entre esta realidad rural histórica y los principios del ESS y las finanzas éticas.
 
Por otro lado, se ha empezado a abrir la mirada hacia las Comunidades de Montes Veciñais en Galiza, una herramienta comunitaria y vecinal de gestión del entorno, con una potencialidad enorme para construir un mundo rural agroecológico.
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